Capítulo XVI: La Cosa es...

 

Amanecer, vista al Ávila. © Jonathan Suárez

   31 de diciembre, el día 366 de un año bisiesto cargado de bastantes aconteceres. Algunos de ellos aun en la vista de la crítica social. Sin duda un año bastante atravesado que a mi criterio pareció más un periodo de prueba preadquisición.

   La cosa es, que muchos hacemos lista de propósitos a cumplir y realizamos cuan ritual de conocimiento cultural se sepa, desde vestir ropa interior amarilla o roja, hasta comer lentejas o salir corriendo por la cuadra con maletas en mano para conquistar viajes. La realidad es, que pocas veces esto tiene algún incidir en la vida real. Pero seguimos cumpliendo con la tradición.

   De mi lista de propósitos para este año no alcancé ni un cincuenta por ciento de aciertos. Para que tengan una idea, los de color rojo no se lograron, los verdes, probablemente; los azules, se realizaron.


Lista de propositos para 2020. Resultados. © Jonathan Suárez

   Sí, sí, lo sé, el palo no está pa cuchara como dicen. O sea, la situación pandemia no lo permitió… en cierta manera.

   La cosa es que no he querido hacer un post para cerrar la década con el afán de contar mis desgracias sin buscar una solución ya que siempre lo hago, quería contarles algo que me hizo pensar y es que, ocupamos tanto tiempo en planificar nuestra vida que con el leve cambiar del presente se nos desmorona nuestro futuro. En mi caso, mis planes decembrinos cambiaron hace una semana a tal punto que sentí perder la navidad. Tan dependiente así estaba. Sin embargo, seguimos sin darnos cuenta que hay muchas más personas que tratan de hacerte compañía para que a pesar de todo, no te sientas solo. Estas personas son conocidos, compañeros de trabajo o desconocidos que de un momento a otro se vuelve familia. Tal vez haya más rojo que azul en mi lista anual, pero hubo cosas no planificadas que resarcieron el fracaso de ese querer cumplir.

   Llenarse el cuerpo de rencor en el último minuto no nos servirá de nada, así como concluir un año y empezar otro no marcará ninguna diferencia si no empezamos por cambiar nosotros mismos, algo que podría liberarte en uno de los momentos más eufóricos de la humanidad.

   Quiero que pienses, cuando sólo falten cinco minutos para las doce, que fuiste uno de los pocos afortunados que logró concluir el año, que a pesar de todo el palo que te ha dado la vida sigues en pie, sonriendo y aunque mínimamente optimista, conservando esa chispa de esperanza. Llegará nuestro momento, ya lo verán, sólo sigamos trabajando nuestro presente para tener algo posiblemente seguro para el futuro, aun y cuando sabemos que, la cosa es… incierta.

- ¡Nos estamos viendo! ¡Feliz 2021!


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